El programa Makers aterriza en México, donde tres proyectos ya han sido seleccionados para que alcancen sus objetivos de forma más sólida. Hablamos de IDASE, Yana y María Josefina Red de Emprendedoras. Para celebrar esta incorporación hemos querido hablar con Gabriela Judith Félix Domínguez [G.J], una representante de uno de los colectivos de Puig que más ha apoyado el programa con sus votos: los Beauty Advisors.

Para ti la belleza invisible es…

GABRIELA_…la seguridad de amarse y aceptarse con sus defectos y virtudes. Humildad y bondad.

¿Qué es lo que más te gusta del programa Makers de Puig?

GABRIELA_ La iniciativa al compromiso social. Que se asesore a proyectos sociales para que mejoren lo que ya están haciendo bien.

Para ti ¿cuáles son los temas más urgentes a los que hay que dar solución en nuestro mundo?

GABRIELA_ El arraigo a la tierra. La baja rentabilidad económica del campo, genera un gran problema de migración del campo a la ciudad; que junto con un círculo vicioso de aislamiento, envejecimiento, falta de servicios y abandono laboral, provocan la extinción de la productividad en el campo. En este sentido, tal alejamiento y la falta de interés por la tierra hacen que las puertas hacia la oportunidad de crecimiento económico del campo sean ignoradas por los jóvenes. Se piensa erróneamente que no es un negocio redituable como consecuencia del desconocimiento que existe respecto a todas las opciones laborales y multifacéticas dentro de la producción agrícola.

Un los Makers les dirías...

GABRIELA_ ...que nunca dejen de crear cosas nuevas, porque así se genera impacto en la comunidad que se habita. Son personas que poseen la capacidad de transformar realidades con sus ideas, y que incluso ante acontecimientos negativos siempre encuentran oportunidades para continuar adelante.

Una experiencia de vida. 

GABRIELA_ Me es grato contar una experiencia que tuve en la Universidad cuando di mi servicio social en Tabasco (México). El proyecto tenía como objetivo brindar el conocimiento a los agricultores en la producción cacaotera. 

Los productores eran personas ya mayores, que pronto dejarían de ejercer el trabajo, por lo que la solución era que el relieve fuesen los jóvenes de la comunidad. Pero cuando se les preguntaba a la gente joven dónde quería trabajar, la respuesta era PEMEX (Petróleos Mexicanos); dejando así descuidadas otras áreas laborales. 

Nuestra labor fue reforzar experiencias buenas que permitiesen ayudar a fomentar su desarrollo emocional y educacional, apoyando el fortalecimiento de la actividad económica de su comunidad, sin descuidar la importancia cultural que esto implica. Un beneficio no sólo para ellos, sino para toda su comunidad. Y la verdad, es que tuvimos excelentes resultados. Poco a poco se entendió que el emprendimiento social es clave para mejorar nuestro mundo.